El gobierno derogará este jueves 10 de febrero la obligación de llevar mascarilla en el exterior, vigente desde el 23 de diciembre, cuando se aprobó el decreto ley. Ya era hora que la ministra de sanidad y sus adjuntos se decidieran a quitar una medida absurda que nos convierte a los ciudadanos en meros borregos impersonales, casi enemigos de nuestros vecinos y extraños para nuestros amigos. Tal como dice el doctor Antonio Aguirre » Se ha producido o creado una pandemia con tres objetivos: con el objetivo de reducir la población, de concentrar el poder económico más de lo que estaba antes y el objetivo de aumentar el control de la gente mediante un sinnúmero de medidas: el adiestramiento en la sumisión a través del encierro, a través del bozal, a través de controles en la movilidad geográfica, el control horario, todo eso es simplemente entrenamiento en la obediencia».
Porque ¿qué sentido tiene llevar mascarilla por la calle, por un parque, por los aledaños de tu pueblo, si no pasa nadie por ahí, o simplemente te cruzas con la gente yendo a trabajar? Muchos médicos han considerado que eso no solucionaba ningún problema, ans el contrario, respiras tu propio anhídrido carbónico, te cansas más, la piel de la cara sufre por alergias al material, no se te oye bien, pierdes toda la expresión facial en la comunicación pues se elimina el lenguaje no verbal y eres un extraño frente al otro.
Como dice el Dr. Antonio Aguirre hay que hacer desobediencia civil, cuando uno está convencido de que algunas normas no sirven para nada, y más cuando se ha visto que este virus, al menos la variante ómicron, no es más maligna que cualquier otro virus respiratorio existente.
Pero el peligro está en que hemos vivido un precedente, un control estatal que podría repetirse con cualquier otro hecho pues se ha visto claramente que los medios de comunicación -prácticamente todos- han estado a las órdenes del poder, y sabemos que son ¡el cuarto poder! No se ha dejado paso a la visión crítica de médicos y especialistas, a aquellos que tenían una visión contraria o ponían en duda la versión oficial de los hechos, o las medidas sanitarias o escolares. En los debates televisivos de las distintas cadenas, los cuales he visionado pacientemente, intervenían periodistas y científicos que corroboraban las tesis del gobierno. ¿Es eso buen periodismo? ¿no es buen periodismo el que escucha diversas fuentes y distintos puntos de vista?
Yo , por mi parte, nunca he llevado mascarilla por la calle, ¡que me digan lo que quieran los policías que yo se lo argumento!. Únicamente me pongo mascarilla en el trabajo porque es obligatorio, y en los interiores. Y espero, que pronto, podamos sacarnos la mascarilla definitivamente.