Qué terrible es un papel en blanco cuando has de empezar. El pintor traza su línea o emborrona con pintura su tela; el escritor traslada su pensamiento a partir de los significantes y estructuras gramaticales aprendidas y solo insistiendo, trabajando, enfrentándose a uno mismo, fluye la creatividad. Los esquemas, los borradores, el darle vueltas a las cosas favorece esa expresión, que como magia se imprime en el papel o se hace color y pintura.
Es distinto que la foto o el cine, porque manan de la realidad, de lo tangible. En cambio, la pintura, el dibujo, la escultura y la escritura salen de la nada, de la mano del artista y nada más.
“Para mí, el escribir era vivirse, conocerse, ser arqueólogo de uno mismo. Escarbar y, si se escarba, hay de todo dentro de nosotros: el criminal y el santo, el héroe y el cobarde”.
-José Luis Sampedro-