Poder salir al campo con la bicicleta y oler a verde ha sido genial. Mover el cuerpo, notar el esfuerzo, cansarse, respirar, ha sido como salir al aire después de estar días encerrado en una cueva. Y no es que en casa no estemos bien, no -la mayoría tenemos casas confortables- es que formamos parte de la naturaleza y necesitamos movernos al aire libre y socializar.
Hoy ha sido un gran día porque después de siete semanas de confinamiento por fin hemos podido salir en libertad, aunque solo fuera un ratito.
Mañana volveremos a coger la bici, las zapatillas y la gorra y volveremos a levantarnos pronto (una costumbre olvidada últimamente) para salir al campo, y aunque sea un ratito, respirar aire puro y pasear en compañía (aunque sea a dos metros de distancia).