Siempre hay quien se aprovecha de las crisis , quien ve el negocio. Enciendo el ordenador, abro Google para consultar los periódicos on-line y me aparecen dos anuncios de venta de mascarillas «mascarilla OxyBreath PRO®.» que se anuncia como la mejor mascarilla porque tiene filtros de carbono con tecnología Nano-tech, y «Airygal». En la página web, la primera vale 49´99 y resulta que lo anuncian como ganga porque te hacen el 50%; en la segunda web descubres que «Airygal» es una página de ropa de chica donde los propietarios han aprovechado la ocasión para vender mascarillas simples y que sirven para muy poco, con precios que van de los 19 euros a los 3 euros. Siempre hay negociantes y aprovechados que sacan jugo al pobre ciudadano asustadizo.
¿Por qué tanta alarma institucional?
Y es que yo me pregunto: ¿por qué tanta alarma por un virus respiratorio, que sabemos es 2 puntos más letal que el de la gripe A o B pero que tiene los mismos síntomas que ésta y funciona de la misma manera? ¿Por qué se ha parado el mundo y nos tienen encerrados hoy, marzo de 2020, y , en cambio, no hacen ningún caso cuando se colapsan las urgencias muchos inviernos con miles de afectados por la gripe en España... y también se mueren los débiles. Yo misma tuve una gripe fortísima hace solo unos meses, a finales de noviembre de 2019 y el médico ni me hizo caso. Pienso que fue un coronavirus porque tuve los mismos síntomas. Pero ese mes nadie hacía análisis. ¿Y qué? nuestra vida, desde que nacemos, está expuesta a virus y bacterias y nuestro sistema inmunológico aprende a defenderse de aquellas a las que está expuesto y aprendemos a estar enfermos y a superarlo.
¿Y qué si soy portador de coronavirus?
Porque soy portadora del de la gripe, del constipado , del herpes, que de vez en cuando se expresa y me pone los labios fatal, y de muchos otros virus y bacterias que debo tener repartidos por todo mi organismo; y mis compañeros de trabajo y mis vecinos, y mis hijos, también; y no por eso me distancio de ellos un metro. Y en este estado de alarma institucional sales a la calle, vas al supermercado y miras al otro ¡como si fuera un zombi que te pudiera infectar!, o ¿es que las autoridades nos ocultan algo, algo que han conocido los espías gubernamentales y que se está disfrazando con la enfermedad del coronavirus-19? Cualquier teoría conspiratoria es posible y solo los historiadores, con perspectiva, dentro de un tiempo, nos dirán la verdad.
¿Y cómo aceptarlo?
Mientrastanto, ¿Qué podemos hacer? Tratar de conocer la verdad, ser críticos, y reforzar positivamente todo lo que está ocurriendo: aprovechar el tiempo en casa haciendo aquellas cosas que nunca «podemos hacer» porque siempre vamos con prisas o con cansancio. Dedicarnos a ordenar y apreciar nuestras cosas y nuestro espacio; vivir pausadamente, volver a la lectura y a los juegos de mesa con nuestra familia; preocuparnos por los amigos y familiares y llamarlos por teléfono, porque, al menos eso, no nos lo han prohibido; escribir un diario personal que nos sirva de desahogo como este mismo, etc. ¡Ah! pero cuidado con la comida, que tanto tiempo en casa puede abrir la gula y la ansiedad, por eso, sobre todo comer equilibradamente y sin excesos.
Me da rabia este estado de alarma porque mucha gente se está quedando sin trabajo, yo soy una privilegiada, y sé que no me va a faltar el sueldo, pero ¿qué va a pasar con los trabajadores del sector turístico, de la restauración o de la cultura: actores, músicos, técnicos, a los que les han cerrado sus teatros, museos y bibliotecas, o con los monitores de escuelas, y con tantas otras personas. Parece que estemos en guerra sin estarlo, señores, ¡Qué catástrofe!