Cataluña está que arde. Cada vez los bandos están más radicalizados. Los CDR no paran de hacer la puñeta. Se creen que están haciendo la revolución, igual que el presidente Torra en su nube independentista. Pero  no estamos en  octubre de 1917  ni esto es Moscú, ni el mayo del 68 en París. Es cierto que mucha gente en Cataluña está indignada porque la sentencia ha dejado en prisión a los presos políticos, a los líderes del procès, y está bien que hayan manifestaciones multitudinarias pacíficas, pero lo que no puede ser es llegar a los extremos que hemos visto y vivido durante toda la semana en Barcelona y distintos puntos de Cataluña. Esta provocación, esta política de guerrilla urbana incentivada por los partidos independentistas que han dicho a los jóvenes: ¡salid salid y tomad las calles! va a provocar la radicalización de parte de la derecha por lo que aumentará VOX  así como la CUP  y  Esquerra Republicana, porque Torra es un alucinado sin ningún carisma, mano derecha del presidente en el exilio, Puigdemont.

Hoy, domingo 27 de octubre ha habido una manifestación constitucionalista, ayer una de independentista… cada vez la brecha es mayor y el nudo opresivo  más tenso porque ninguno de los dos bandos da su brazo a torcer. El pensamiento dominante aquí es el independentismo. Si no lo eres y te manifiestas te llaman «facha», cuando puedes ser progresista y no independentista, femenina y feminista. Estamos cayendo en el error de las etiquetas y se pierde el relativismo: » ¡o conmigo o sin mí!» no hay grises, no hay matices…

Y yo digo: » ¿qué mal hay en hacer un referéndum pactado, bien organizado como hicieron los ingleses no hace mucho para dilucidar el separatismo de Escocia? Ahora no es el momento. Aún están todas las heridas abiertas. Tardarán en cerrar. Están supurando dolor. Solo los exaltados independentistas están felices, porque están atacando al estado español y expresando su ira. ¿ A dónde nos conducirá este camino tortuoso?