Ayer sábado Barcelona estaba tomado por la policía. Policía Urbana y Mossos d’Esquadra se repartían la vigilancia alrededor de Plaza Urquinaona; una plaza que queda muy cerca de la sede central de la Policia Nacional, la policía del estado que depende de Madrid que seguro había acordonado su sede en Vía Layetana.
La gente paseaba tranquila y casi no quedaban restos del caos violento de las últimas noches, solo señales rotas, pavimento levantado y pintadas revolucionarias. Las brigadas de limpieza del ayuntamiento de Barcelona no paran de trabajar para retirar escombros y basura y que se recupere la circulación por la mañana.
Hice varias fotos pero no quise arriesgarme. Había muchos periodistas y técnicos audiovisuales en el centro de la plaza , esperando acontecimientos, si están aquí es que debe haber algo anunciado, por lo cual marché hacia Las Ramblas pues tenía que ir a la calle Hospital donde se habían organizado unas jornadas filosóficas y teatrales.
Llegando a las Ramblas el ambiente cambió, miles de turistas iban arriba y abajo del paseo como si nada hubiese ocurrido, ajenos al ambiente extremadamente tenso que vive la ciudad.
La tarde fue interesante en el teatro ubicado en una de las salas de la planta baja del antiguo hospital. Un lugar maravilloso por su antigüedad y la riqueza de experiencias que guardan sus paredes. Ahí está la sede de un grupo de teatro «La perla 29» liderado por Oriol Broggi, director de escena. Vimos unas escenas teatrales por grandes actores y actrices como Nora Navas y Clara Segura, Jordi Figueras y Carol Rovira y a continuación escuchamos las charlas sobre el tema del «amor» contemporáneo, especulaciones sobre el amor de pareja en nuestros días.
Mientrastanto nos preguntábamos qué debía estar pasando en Las Ramblas y en Plaza Urquinaona. Era extraño estar ahí , entre esos muros milenarios, pensando en el deprimente caos que estaba viviendo la ciudad.
Decidí irme a las 10 de la noche y probar de coger el tren. Subí por Las Ramblas, no había problemas, turistas aquí y allá. Llegué a la estación de Renfe de Plaza Cataluña y por suerte pude coger el tren. Más tarde, ya en casa, cual fue mi sorpresa cuando vi por televisión que habían incendiado unos contenedores por donde yo acababa de pasar, en Ramblas esquina Pintor Fortuny. ¡De una buena me he salvado! pensé. No dejo de tener alma de aventurera… aunque los periodistas se están arriesgando mucho estos días, tan cerca de las trincheras.