
trozos de plástico encontrados alrededor de mi toalla en la playa de Port de la Selva

cala en Port de la Selva. Pese a la limpieza de sus costas hay numerosos microplásticos.
Mientras China compraba gran parte de nuestro plástico usado, y digo «nuestro» refiriéndome a Europa y EEUU, pocos denunciaban su producción y uso desproporcionado y los problemas que conlleva, sobre todo en los océanos. Desde enero de este año, 2018, que China ya no compra nuestro plástico y que las industrias recicladoras no saben qué hacer con tanta basura, las autoridades y los medios de comunicación han dado la voz de alarma.
Excelente el número de National Geographic del mes de junio donde se publica un dossier riguroso sobre el plástico. Luego vinieron los periódicos españoles y extranjeros con reportajes correctos que son más o menos una copia. Pero está bien que los medios de comunicación se hagan eco del problema y la población reflexione y se conciencíe. Es necesario disminuir el consumo de plástico y volver a ciertas prácticas como comprar más a granel, y no usar tanto objeto desechable. Deberían aprobarse normas para que las industrias no usaran tanto plástico ni los comerciantes envolvieran los productos con tanto material.