Cada año, cuando visito la costa andaluza de Granada y Almería, veo crecer ya no un mar, sino un océano de plástico. Empezó en Almería pero a día de hoy ya está invadiendo la zona tropical motrileña.
La agricultura en invernaderos ha llevado riqueza y prosperidad a esas zonas pero también una gran contaminación, contaminación en sus acuíferos y sobre todo, problemas en el reciclaje del plástico. Porque no hay nada perfecto. Y si el plástico ha facilitado y es la base de los nuevos cultivos genera un gran problema: qué se hace con el plástico envejecido que no sirve. Miles y miles de metros cuadrados de plástico son desechados y acumulados y no se sabe qué hacer con ellos. Es pues urgente que la Junta de Andalucía decida qué hace y obligue a los agricultores a reciclar el plástico y a los industriales a inventar nuevos materiales que no sean tan nocivos para el territorio y el mar. Este verano varios periódicos andaluces han hablado del tema, aunque ya hace años que se están buscando soluciones sin llegar a encontrar la adecuada.
Las organizaciones agrarias buscan soluciones
La Junta responde, el problema es grave