Ayer lunes empezó la tercera semana de confinamiento; mañana, miércoles será día 1 de abril. «En abril , aguas mil», dice el refrán, y así ha sido pues la semana ha empezado fría y lluviosa y parece que seguirá igual hasta el sábado cuando, quizá, brille el sol. Y es que ya estamos en época de Semana Santa cuando todas las cofradías y hermandades de los cuatro puntos cardinales de España preparan sus atuendos, sus flores y sus pasos para salir por las calles de pueblos y ciudades.
Pero este año no podrá ser, se han suspendido todas las procesiones y actos de Semana Santa, así como también viajes y excursiones que los españoles teníamos programados hace tiempo.
Estamos confinados. Economía de guerra.
El comercio está parado y la industria, y el ocio, y la escuela. Todo, todo está parado menos la alimentación y la sanidad ¿Realmente es necesario? si analizamos las cifras de los infectados por coronavirus y los comparamos con los infectados de gripe, que da unos síntomas prácticamente iguales, y también ocasiona numerosas muertes cada invierno ¿Hay tanta diferencia? En algunos lugares sí y en otros no, depende del grado de brote y densidad de población de cada lugar, depende también del año que estemos comparando.
Cuando tengamos mayor perspectiva histórica y se relativicen los números entenderemos lo que está pasando. Porque no es lo mismo 1000 muertos en una ciudad de 100.000 habitantes que 1000 muertos en una ciudad de 10.000.000 de habitantes. Y es que las cifras, por televisión no las dan relativas. Porque las cifras, las estadísticas, están muchas veces mal interpretadas y mal «leídas». No os fiéis de las estadísticas, y sobre todo, no os fiéis de las estadísticas en los medios de comunicación, pues, a veces, no son nada rigurosas (y lo digo yo que tuve un excelente en periodismo y estadística). Hay pocos periodistas que informen bien y rigurosamente. Sí es riguroso , por ejemplo, el programa «El objetivo» dirigido por por Ana Pastor en la Cadena televisiva la Sexta, donde se analizan precisamente numerosas estadísticas e informaciones falsas.
Las televisiones, para informar, destacan aquello que es más novedoso, más alarmante, más morboso (o lo ocultan, depende de lo que le interese al poder), como el caso de Madrid, pero no hablan de otras provincias y hospitales donde no hay saturación y donde los enfermos están bien atendidos. Son las ciudades menos pobladas con unos servicios sanitarios buenos y modernos inaugurados en estas últimas décadas.
¿Qué ha pasado en Madrid? Yo no soy ninguna experta, pero salta a la vista que en un área metropolitana con 6.640.000 habitantes ( y no para de crecer), cuando hay una infección, ésta corre y se multiplica y es que en Madrid hay una altísima densidad de población. Una población muy diversa y que no para de moverse y hacinarse en metros y autobuses. ¿Cuál es la otra causa? pues lo envejecida que está la población, el segmento más débil y más expuesto a este tipo de enfermedades respiratorias que son difíciles de superar cuando el cuerpo está gastado y con falta de defensas. Si la pirámide de población fuera más joven, el número de defunciones sería mucho menor. Por que en realidad quien coge más la gripe en España según las estadísticas, son los niños y adolescentes, que se inmunizan.
Si la población no viviera hacinada en esas grandes conurbaciones, viviera mejor repartida en el territorio peninsular, la incidencia sería menor y los servicios mejores porque no habría tanta población enferma.
Conclusión: Es necesario desarrollar una economía más radial no tan centralizada en Madrid y Barcelona. Una economía que reparta sectores industriales en zonas despobladas de la Meseta, Aragón, Andalucía y muchas zonas rurales de las distintas regiones. Si se diseñara una economía que permitiera a los jóvenes quedarse en su lugar de origen, volver a su lugar de origen, las grandes ciudades no crecerían tanto y evitaríamos los problemas de la sociedad contemporánea como la contaminación, el encarecimiento de la vivienda, los brotes epidemiológicos y el colapso, o la soledad y tristeza de los mayores en las grandes ciudades.
Debemos cambiar el modelo económico y parar el capitalismo salvaje.