
cartel de la película
«Entre libros nadie puede sentirse solo» esta frase que Isabel Coixet ha puesto en boca de su protagonista Florence Green, sintetiza el pensamiento de este personaje, ingenuo e idealista, que abre una librería en un pueblecito de la costa inglesa, Hardborough, para que sus vecinos puedan disfrutar del placer que ella siente al leer un buen libro. Pero el éxito que tiene su librería, ubicada en un antiguo caserón que ella rehabilita con el poco dinero que tiene, provoca los celos de Violet Gamart, una rica mujer que siempre ha dominado el ambiente cultural de la pequeña población. Y de esta manera se plantea un conflicto que va «in crescendo» hasta llegar al desenlace inesperado que da sentido a la historia.
La película retrata el ambiente clasista y opresivo de las poblaciones rurales británicas en la década de los cincuenta. Un ambiente gris y húmedo, donde parece que no pasa nada porque se conservan las formas, la disciplina británica del «don’t disturb» pero donde la lluvia va calando hasta dejar deshechas ilusiones y esperanzas.
Las película está basada en la novela de la escritora británica Penelope Fitzgerald (1916-2000) que fue best seller en 1978. La autora, poco conocida en España, fue considerada en 2008 por el diario londinense The Times como una de los mejores 50 escritores británicos desde 1945. Isabel Coixet ha escrito la adaptación cinematográfica por la que ha recibido el premio a la mejor adaptación literaria de la Feria del libro de Frankfort de este año. Y sí, es una buena adaptación pero a la película le falta emoción. Le falta un clímax sentimental donde el público pueda respirar y latir con la protagonista. Porque hay momentos de aburrimiento ya que Coixet marca demasiada distancia con los personajes, la cámara se mantiene fuera, como narrador externo, cuando sería necesario una narración interna más apasionada y sentimental.
La cámara (por suerte) se mueve poco, los planos son largos, los diálogos cortos, un estilo que la directora ya desarrolló en su primer éxito «Cosas que nunca te dije» y que ha ido manteniendo a lo largo de los años.
Coixet tiene coraje -como le dice el señor Brundish, un intenso y serio Bill Nighy, a la protagonista para animarla a seguir con su librería-, coraje de seguir batallando en el mundo tan difícil de la dirección cinematográfica en nuestro país -aunque ella tiene más suerte que la protagonista de esta su última película-.