Ya pasó el largo verano y casi estamos en Navidad. Vuelve el frío, aunque poco. Tenemos prisa por dejar de trabajar y tratamos de ilusionarnos con las fiestas de Navidad: que qué voy a cocinar, que si voy a decorar la casa o no, que si voy a invitar a las amigas, que si debo invitar a los suegros…
Me propongo escribir a menudo. Tomarme un día sagrado a la semana para escribir y colgar fotografías, ahora que las cosas ya están en su lugar -murió papá y he tenido que reorganizar la casa, y, en cierta parte, mi vida.
Tiempos convulsos en el país. Todos hemos sufrido que el gobierno catalán tensara la cuerda para hacer la revolución independentista. En otra época hubiera sido la guerra, como fue hace ochenta años. Pero ya en el siglo XXI tenemos mecanismos legales y racionales que evitan ese sufrimiento y que hacen que los conflictos, aunque difíciles, se solucionen con el mínimo de violencia. Algo hemos ganado con el tiempo, los humanos, los europeos, después de tantas guerras.
Mecanismos legales y racionales que pasan por suprimir las libertades de los demás si estos no piensan como yo. Pues menudos avances los del siglo XXI. Que vergüenza de país dejaremos a nuestros hijos.
En la càrcel no se sufre. En la carcel te lo pasas de narices. Incluso es problable que tengas tiempo para escribir un bloc.